Mi enfoque sobre la Cirugía Maxilofacial y la implantología

Articulo diario “El Mundo” de hoy 27 de abril de 2011.

En la edición de hoy del diario El Mundo aparece una página completa en la que hablamos sobre el papel de los cirujanos maxilofaciales en el ámbito de la belleza facial. El texto se amplía explicando una técnica que ha revolucionado el campo de la remodelación y el rejuvenecimiento del rostro: la utilización de células madre que se obtienen directamente de la grasa del propio paciente.

Finalmente, la colaboración en El Mundo se cierra con mi visión acerca de algo que considero fundamental en nuestro trabajo, cuando debemos “diseñar” un cambio facial: huir de las modas y las tendencias y apostar por conservar la personalidad del rostro de cada uno de nuestros pacientes.

Sin más, y para los que no hayáis leído el diario, aquí os dejo, íntegro, el texto que hoy se ha publicado.

El papel del Cirujano Máxilofacial en la búsqueda de la belleza

El debate de la búsqueda de la belleza siempre está abierto. Los retractores de lograrla pasando por quirófano argumentan que someterse a intervenciones para mejorar el aspecto físico o detener el proceso de envejecimiento refleja una incapacidad de aceptarse a uno mismo. Si bien existen pacientes que pasan por quirófano para superar sus inseguridades, muchos otros tienen un planteamiento más sencillo: si una parte de mi rostro no me gusta, y es posible modificarla, ¿por qué no someterme a una intervención para cambiarla? Un ejemplo claro y común es la rinoplastia: intervención sencilla, capaz de solucionar un complejo a un paciente, con una duración del post-operatorio menor que una gripe, y que proporciona unos resultados satisfactorios.

En la búsqueda de la belleza a través del quirófano hay que diferenciar el papel del cirujano máxilofacial frente al del cirujano plástico. El máxilofacial, aunque a menudo se desconozca, tiene un papel importante en el terreno de la estética facial, ya que trabaja especialmente a nivel del esqueleto facial, que es la clave de la diferenciación de las caras. Parte de los pacientes de un máxilofacial están en el límite de lo que separa una mejora estética de una corrección de una deformidad. Hay pacientes que buscan una mejora estética en un rostro desproporcionado, una nariz grande, una cara redonda… otros, en cambio, presentan verdaderas deformidades faciales como prognatismos, retrognatismos, mordidas abiertas o sonrisas gingivales. Y aquí vuelve el debate: ¿por qué en estos casos tan llamativos no se discute la conveniencia de corregir y obtener un rostro bello y proporcionado, y sí se cuestiona a aquél que desea modificar su nariz porque considera que es demasiado grande?

En todo caso, los cirujanos maxilofaciales se encuentran ante un desafío: el concepto de belleza facial. Hoy en día es posible modificar un rostro para dotarlo de mayor atractivo, e incluso es posible convertir un rostro masculino en femenino. Pero el dilema está presente: ¿existen reglas aplicables a todos los rostros para hacerlos atractivos?  En otras épocas se intentaron implementar patrones de belleza estándar mediante sofisticados trazados de cefalometría. El resultado: rostros cefalométricamente perfectos, pero sin atractivo facial. Hoy día, a la hora de “diseñar” un cambio facial, se cuenta afortunadamente con más medios que aseguran resultados satisfactorios. Gracias a la tecnología en 3D se puede contar con una previsión fotográfica de cuál será el resultado tras una intervención. Aunque el criterio profesional, sin duda, también juega un papel importante, ya que el paciente conoce los problemas de su cara pero no sabe diagnosticar qué partes se han de modificar. No es extraño que un paciente demande una rinoplastia y que el profesional diagnostique  que su problema facial se halle en una falta de proyección del mentón o de la mandíbula, con lo que proyectando los malares se logrará proporcionar un mayor atractivo a ese rostro, sin necesidad de modificar la nariz.

Quizás aquí reside uno de los desafíos de la cirugía facial: obtener un rostro equilibrado, con un perfil correcto, que tenga una personalidad propia, y que se adapte  a la idiosincrasia de cada paciente.   El siguiente reto es obtener resultados naturales, huir de los estigmas que todavía podemos observar hoy en día (operaciones realizadas con un mismo criterio, sin tener en cuenta ni el conjunto facial ni la personalidad del paciente).

CÉLULAS MADRE PARA LA REMODELACIÓN Y REJUVENECIMIENTO DEL ROSTRO

El debate alrededor de la justificación de modificar en quirófano partes de nuestra cara con las que no estamos a gusto puede trasladarse también a los efectos del paso del tiempo en nuestro rostro. Si bien es cierto que hay que aceptar el paso del tiempo, también es verdad que no tenemos porqué conformarnos con él. Si es lícito hacer ejercicio y controlar nuestra dieta, cuidar nuestra piel, ¿por qué no hacer tratamientos para detener o frenar el envejecimiento facial? La tendencia actual es iniciar los tratamientos a una edad más temprana, pero sin pasar por quirófano. El tratamiento más utilizado actualmente es la mesoplastia, que combina la utilización de vitaminas e hialurónico que rellena y re-hidrata la piel.

Sin embargo, cada vez más se está imponiendo la utilización de grasa del propio paciente con dos finalidades: rellenar y aumentar determinadas regiones como los pómulos, y lograr la acción antiaging de las células madre que hoy  sabemos que contiene la grasa. La grasa se extrae generalmente del abdomen (aunque también de la parte posterior de las rodillas), y posteriormente se centrifuga y purifica con el fin de obtener de ella células madre.

Estas células, al pertenecer al propio paciente, no producen rechazo. Se introducen mediante cánulas en cada uno de los músculos del rostro, siguiendo las fibras musculares, rejuveneciendo así de manera natural los tejidos. Este nuevo método, además de no producir rechazo, reduce considerablemente el riesgo de dañar nervios, arterias o venas.

Si bien hace unos años las células madre se obtenían generalmente del cordón umbilical, ya está demostrado que la grasa humana es una gran alternativa para la extracción de células madre. El tejido adiposo es la parte del cuerpo que contiene mayor cantidad de células, y este descubrimiento se ha convertido en un gran aliado de los especialistas a la hora de devolver la belleza pérdida de los rostros por el paso del tiempo.

Las células madre favorecen la coloración, textura, naturalidad y elasticidad de la piel dando un aspecto más joven y fresco del rostro en general, pudiendo rellenar labios, mejillas, y casi cualquier zona facial. Una auténtica revolución, sin duda, en la búsqueda de la belleza facial y en la interminable batalla del ser humano contra el paso del tiempo.

HUIR DE LAS MODAS Y CONSERVAR LA PERSONALIDAD DE CADA ROSTRO

(La opinión del experto)

En la evolución de la cirugía facial hemos aprendido, de errores pasados, que no existen reglas matemáticas que aseguren la belleza en el rostro. Si analizamos los actuales cánones de belleza, podemos encontrar casos como el de Angelina Jolie (considerada desde hace años como una de las mujeres más bellas del cine) cuyo rostro no se ajusta precisamente a lo establecido. En su caso, si analizamos su perfil, comprobamos que es muy protusivo a nivel del tercio inferior, o que sus labios son desproporcionados. Si nos fijamos en otros personajes famosos encontramos que los cánones actuales evitan las caras redondeadas, se marcan los pómulos y se acentúa la región submalar.

Los profesionales que tratamos a pacientes que precisan cirugía facial, ya sea de rejuvenecimiento o de corrección de las pequeñas deformidades (nariz, orejas, mentón) o de grandes cambios faciales debemos ser conscientes de que nuestros cambios han de tener en cuenta  la personalidad del paciente y obtener resultados naturales que aseguren cánones de belleza equilibrados.

Hoy en día contamos con tecnología que nos permite cambiar y modificar el rostro, pero además nos permite trasladar los resultados al paciente antes de la cirugía. Un buen diagnóstico, saber manejar las claves de la belleza facial, comunicar y aconsejar al paciente, y sobre todo individualizar el tratamiento son factores clave para el éxito. Porque si bien somos capaces de conseguir rostros que se asemejen, por ejemplo, al de Angelina Jolie, éstos implican una belleza muy agresiva que puede llegar a ser un problema para nuestro paciente, si éste no se encuentra a gusto porque ese nuevo rostro no va con su personalidad.

Dr.Antoni Arcas es Jefe del Servicio de Cirugía Maxilofacial, Implantología y Estética Facial de USP Dexeus

Sabino Arana, 5-19 cons. 3.10

Web: www.maxilodexeus.com Tel. 93 5460101 mail: info@maxilodexeus.com

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